lunes, 22 de junio de 2009

ALFONSINA STORNI (1892-1938)

ALFONSINA STORNI


Resumen bibliografico:


Nació el 29 de mayo de 1892 en Sala Capriasca (cantón suizo del Ticino). A los cuatro años se trasladó con sus padres a Argentina. El primer lugar donde residió fue la ciudad de San Juan, posteriormente vivió en Santa Fe, Rosario, Buenos Aires y Mar del Plata. Cuando tenía catorce años, murió su padre. Trabajó en una fábrica para ayudar en casa. Siendo una adolescente ingresó en una compañía de teatro y recorrió diversas provincias actuando en algunas obras. Al regresar reanudó sus estudios. Trabajó como maestra de escuela y también dio clases de arte dramático. Al poco tiempo del nacimiento de su hijo Alejandro, trabaja en el comercio, hasta que el Consejo Nacional de Educación le otorgó un nombramiento. Desde entonces se dividió entre la enseñanza y las cátedras de declamación en el Teatro Infantil Municipal Labardén y en el Conservatorio Nacional, donde se desempeñó hasta sus últimos días. Fue colaboradora en "Caras Y Caretas" de Buenos Aires y fue premiado uno de sus cuentos. Realizó alguna incursión en el teatro, aunque es famosa por sus libros de poemas. Inicia su carrera literaria en 1916 cuando se edita La inquietud del rosal, donde reune sentimientos con un nuevo romanticismo. Publicó El dulce daño (1918), Irremediablemente (1919) y Languidez (1920). Viaja por Europa, en 1930 y 1934, lo que produjo un cambio de estilo poético, como aparece en sus libros más logrados: Mundo de siete pozos (1934) y Mascarilla y trébol (1938). En 1935 se le diagnostica un tumor del que fue operada, aunque el cáncer continuó y pasó por períodos depresivos tras el suicidio de amigos como Horacio Quiroga, Leopoldo Lugones, Egle Quiroga. En octubre de 1938 viaja a Mar del Plata. Le envió dos cartas a su hijo y un Poema de despedida al diario "La Nación". Acabó con su vida suicidándose en la playa de la Perla en el mar de Plata el 25 de octubre de 1938.



ALMA DESNUDA


Soy un alma desnuda en estos versos,

Alma desnuda que angustiada y sola

Va dejando sus pétalos dispersos.



Alma que puede ser una amapola,

Que puede ser un lirio, una violeta,

Un peñasco, una selva y una ola.



Alma que como el viento vaga inquieta

Y ruge cuando está sobre los mares,

Y duerme dulcemente en una grieta.



Alma que adora sobre sus altares,

Dioses que no se bajan a cegarla;

Alma que no conoce valladares.



Alma que fuera fácil dominarla

Con sólo un corazón que se partiera

Para en su sangre cálida regarla.


Alma que cuando está en la primavera

Dice al invierno que demora: vuelve,

Caiga tu nieve sobre la pradera.



Alma que cuando nieva se disuelve

En tristezas, clamando por las rosas

con que la primavera nos envuelve.



Alma que a ratos suelta mariposas

A campo abierto, sin fijar distancia,

Y les dice: libad sobre las cosas.



Alma que ha de morir de una fragancia

De un suspiro, de un verso en que se ruega,

Sin perder, a poderlo, su elegancia.



Alma que nada sabe y todo niega

Y negando lo bueno el bien propicia

Porque es negando como más se entrega.

Alma que suele haber como delicia

Palpar las almas, despreciar la huella,

Y sentir en la mano una caricia.


Alma que siempre disconforme de ella,

Como los vientos vaga, corre y gira;

Alma que sangra y sin cesar delira

Por ser el buque en marcha de la estrella.

1 comentario:

  1. La que aparece en la foto de inicio, no es Alfonsina, sino Julia de Burgos(poetisa boricua).

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